Los investigadores de dos fuerzas están analizando los posibles puntos de ventas de droga en La Florida y en Delfín Gallo. La pesquisa apuntaría, según confiaron varias fuentes, a organizaciones dedicadas al narcomenudeo y no a grandes bandas de narcotraficantes por las denuncias que realizó el padre Juan Viroche.
El miércoles 5 de agosto el sacerdote fue encontrado sin vida en la parroquia Nuestra Señora del Valle. En un primer momento se habló que el padre Juan podría haber sido víctima de un crimen cometido por narcos que estaban molestos por las denuncias públicas que hacía sobre la venta de drogas en el este de la provincia. La Justicia, desde ese momento, comenzó a investigar tres hipótesis: que el cura haya sido víctima de un crimen, que haya decidido quitarse la vida o que haya sido inducido a cometer un suicidio.
Con el correr de los días, el fiscal Diego López Ávila fue sumando indicios para descartar la teoría del homicidio y profundizar la línea del suicidio. Sin embargo, sumó elementos necesarios para sospechar que en esas localidades se comercializan estupefacientes. Por ese motivo, decidió enviar una copia de la causa para que la Justicia Federal, que debe entender en este tipo de delito, investigara el caso.
“Estamos trabajando en eso. Mantuve una reunión con personal de la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop) y de Gendarmería Nacional para profundizar las pistas que tenemos. Son elementos que surgieron de la causa y de denuncias anónimas”, explicó Pablo Camuña, fiscal federal, en una charla con LA GACETA.
Los investigadores no quisieron dar más detalles del trabajo que están realizando para no entorpecer la pesquisa, pero se supo que no están tras los pasos de grandes organizaciones de narcos, sino de pequeños quioscos de drogas. También están investigando las posibles rutas que podrían haber utilizado las redes de narcomenudeo. Esta pista se debe a que el padre Viroche, en más de una oportunidad, denunció que los vendedores de drogas llegaban al pueblo para comercializar las sustancias. “Con bombas de estruendo anunciaban su llegada para comenzar con su negocio”, dijo en más de una oportunidad.
Los pesquisas piensan que el “paco” -la droga que más se vende en esas dos localidades del este de la provincia- podría haber sido trasladado por los “soldaditos” de bandas de otros sectores. Y usan como ejemplo el caso del “Gordo” Rogelio. Él, por ejemplo, manejaba la venta de sustancias en La Costanera, pero también, según se sospecha y figura en la causa, enviaba a su gente para que las comercializara en otros barrios de la periferia de la ciudad y en el interior de la provincia, donde no había una banda establecida para desarrollar este negocio.
“En La Florida y en Delfín Gallo es más probable que existan pequeños vendedores de drogas. Hasta el momento no hay indicios de que haya un grupo importante. No descartamos que, por una cuestión de ubicación, en algunas de esas localidades exista alguna banda que se dedique a recibir, procesar y acopiar sustancias para luego trasladarlas a otros puntos de la provincia o a otras tierras”, explicó una fuente vinculada a la investigación.
La pesquisa, según trascendió, tuvo un importante avance en los últimos días. La Justicia espera que los investigadores envíen más pruebas (imágenes donde se comprueban las transacciones y testimonios de los adictos) para ordenar medidas de allanamiento.
“Se está haciendo una buen trabajo, pero todavía falta. Tenemos que sumar más pruebas para que los resultados de las medidas sean efectivos”, concluyó Camuña.
Se aguardan resultados de pericias
Para los próximos días el fiscal Diego López Ávila espera contar con resultados claves en la investigación de la muerte del padre Juan Viroche. Las compañías de telefonía móvil deberían presentarle ya un informe con los nombres de los títulares de las líneas donde surgieron las amenazas que recibió el cura en los tres celulares que manejaba y que, según coincidieron varias fuentes, estarían relacionadas a cuestiones sentimentales y no por haber denunciado a grupos narcos que operaban en La Florida y en Delfín Gallo. También podrían oficializarse las resultados de las pericias que realizó Gendarmería Nacional y que, en los informes preliminares, indicaban que no había indicios para sospechar que el cura fue víctima de un crimen.